Digestivo, Psicologia

A mi hijo se le escapa “la caca” sin darse cuenta (Encopresis)

10 noviembre, 2014

ENCOPRESIS

(mi hijo se sigue haciendo caca)

 

 

La encopresis  se define como la defecación involuntaria u ocasionalmente intencional en niños mayores de 4 años sin lesión orgánica que la justifique y que comprende desde el simple manchado de la ropa interior a la evacuación de mayores cantidades de heces. Para que se pueda hacer el diagnóstico de encopresis debe haber como mínimo un episodio al mes durante tres meses.

Es un cuadro que afecta aproximadamente al 1% de los escolares más pequeños, siendo más frecuente en el sexo masculino.

En muchas ocasiones los padres consultan por unas deposiciones de consistencia muy blanda y que el niño no puede controlar llegando incluso a confundirlas con deposiciones diarreicas.

Puede haber ciertas enfermedades que lo predispongan como el estreñimiento, espina bífida, parálisis cerebral infantil, fisura anal, retraso mental, etc, así como otros factores variados de tipo familiar, escolar y social.

Los factores familiares tienen su origen en un mal entrenamiento del control intestinal: la mala educación esfinteriana puede crear ansiedad en el niño y provocar ‘fobia a la defecación’. De este modo un aprendizaje demasiado precoz forzado por madres y/o abuelas exageradas que controlan ansiosas diariamente la defecación y que obligan al niño a estar un tiempo en el water o en el orinal, tiene como resultado que el niño se sienta como un ‘Rey en su trono’, llevando de cabeza a la familia y utilizando sus heces como arma. El niño, en este caso, puede percibir la evacuación como una experiencia negativa y retener así las heces, favoreciendo de este modo el ciclo de: dolor, retención de heces, encopresis. Lógicamente cuanto más retenga peores serán las consecuencias.

Es cierto que muchos niños presentan estreñimiento a partir de la retirada del pañal, a pesar de haberlo hecho a una edad correcta como puede ser a partir de los 2 años y medio. Parece que presentan miedo a algo, y se niegan en rotundo a hacer sus deposiciones en el water. Hay que ser prudentes en estas situaciones y actuar con naturalidad siempre bajo el consejo del pediatra.

Otras causas estresantes familiares podrían ser la falta de amor paterno, ansiedad de separación, miedos, nacimiento de un hermano, muerte de un ser querido, castigos o los celos.

Entre los factores escolares encontramos a niños inadaptados en la escuela por su mala relación con compañeros o profesores y que se sienten muy culpabilizados cuando se descubre su problema por el olor, siendo rechazados por el entorno a partir de ese momento. Otros niños, sin embargo son insensibles al rechazo y justifican el acto por la suciedad del servicio, falta de papel higiénico o porque afirman que el profesor no les da permiso para ir al lavabo.

Otras veces puede deberse simplemente al olvido de la necesidad de evacuación, como ocurre en los niños hiperactivos.

Para realizar el diagnóstico el pediatra investigará acerca de los antecedentes personales (ritmo intestinal desde el nacimiento, edad de aparición del problema, efecto de las medicaciones usadas anteriormente, problemas familiares, tensión psicosocial), antecedentes familiares de estreñimiento y de encopresis. Posteriormente con la exploración física se investigará una posible causa orgánica del problema.

En cuanto a su evolución, la maduración del niño se asocia con remisiones espontáneas. Generalmente presentan buena respuesta al tratamiento. En los niños que no presentan un trastorno emocional importante lo fundamental es tranquilizar a la familia, pero siendo conscientes que las recaídas son frecuentes.

En los casos leves de encopresis es importante reeducar el intestino por medio de una dieta rica en fibra, sentarse en el inodoro dentro de los 15 a 30 minutos después de las comidas y también en otros momentos del día. En algunos casos se recurrirá al uso de fármacos de tipo de laxante como supositorios y de forma ocasional en los casos que lo requieran a los enemas En ningún caso se debe culpabilizar al niño ni tampoco hacer sentirse culpables a los mayores.

En algunas ocasiones, si la causa no es orgánica, no será suficiente con la intervención del pediatra y en estos casos se debe acudir a un especialista en Psiquiatría Infantil para que ayude a solucionar el problema con fármacos y psicoterapia.

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