Psicologia

Celos entre hermanos. Artículo colaboración de la Dra. Helena Romero

22 diciembre, 2014

 

Cada hijo es único e irrepetible… No los compares

No caer en el error de explicarle que se le va a querer igual o incluso más que al bebé, porque con ello lo único que conseguiremos será levantar sospechas de lo contrario.

Debemos tener en cuenta también a abuelos, tíos, amigos… y estar vigilantes ante su actitud y comentarios, ya que en ocasiones son los que más influyen en la aparición de los celos. Los celos aparecen como consecuencia del instinto natural del niño de defender su territorio. Podemos distinguir entre dos tipos de celos:

Celos de beneficio: cuando el niño intenta conseguir algún beneficio respecto de sus hermanos como expresión de la defensa de su espacio físico y psicológico.

Celos agresivos: cuando el niño muestra conductas agresivas contra alguno de sus hermanos. Las agresiones pueden ser evidentes, o enmascaradas cuando los padres emplean medios de castigo para intentar evitarlas.

La llegada de un bebé al hogar debe producirse en un ambiente de normalidad. Es importante que este momento no coincida con otros cambios de hábitos para el niño (cambio de habitación, inicio de guardería, dejarle a comer en el colegio, etc.), porque con ello el hermano mayor puede hacer responsable de sus “desgracias” al bebé. Cuando empiecen los regalos, no hay que caer en la trampa de hacer ni de consentir regalos compensatorios al mayor, sobre todo si van acompañados de una frase como “éste para ti, para que no estés celoso”, ya que el niño aprenderá que mostrándose celoso le puede tocar algún regalo inesperado.

Es habitual ver conductas regresivas en los niños, como volver a pedir el biberón o el chupete, porque el “hermanito” lo hace. Es importante frenar esta regresión desde el primer intento y no ceder, aunque habrá que restarle importancia y desde luego no humillarle. El niño que se comporta como si fuera “más pequeño” no debe hacer gracia ni obtener mayores atenciones. Al contrario, se le debe prestar menos atención en esos momentos, ya que cuando se dé cuenta de que si hace “tonterías” no se le hace caso, y si se comporta de un modo normal sí se le hace caso, esas conductas tenderán a desaparecer.

Ante una manifestación de celos por parte de un niño no hay que responder con una mayor atención, ni dándole beneficio alguno, ni comprándole regalos. Se le dirá con calma que no hay razón para darle lo que desea, y que ya se le dará cuando de verdad lo necesite. Se trata de no pretender igualar a todos los hijos en todas las ocasiones, hay que establecer claramente las diferencias entre ellos y sus circunstancias. Las “normas” a seguir son: comprar sólo al que lo necesite, premiar al que lo merezca y regalar sólo al festejado.

Es probable que al principio el niño incremente sus conductas indebidas como llantos, rabietas, etc., pero es necesario no ceder. Debe aprender que llorando no conseguirá nada, y de este modo iremos superando sus conductas de celos de una manera paulatina y segura.

 

 

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